A medida que los ciudadanos son más conscientes de los problemas que acarrea la gestión tradicional de las ciudades y el no apostar por la sostenibilidad y la eficiencia, mayor es la presión para que las localidades en las que viven se gestionen de un modo respetuoso con el entorno.
Las ciudades quieren ser lo más verdes posibles. El ranking elaborado por Arcadis y el Centre for Economics and Business Research ha coronado a Zúrich como la ciudad más sostenible del mundo. Le siguen en el ranking Singapur, Estocolmo, Viena, Londres, Frankfurt, Seúl, Hamburgo, Praga y Múnich. Entre las ciudades españolas, Madrid, en el puesto 34, y Barcelona, en el 43, son las que han logrado entrar en este listado.
Para escoger las mejores ciudades del mundo en sostenibilidad, el estudio mide cómo se preocupan por sus habitantes, el planeta y la rentabilidad. Así, valoran el transporte público, la conservación de los espacios, la eficiencia económica y, por supuesto, el ser sostenibles energéticamente y el uso de energías renovables. Son ciudades en las que resulta más agradable y positivo vivir, porque se están tomando decisiones y poniendo en marcha acciones que ayudan a convivir mejor con el entorno.
En España, y según las estimaciones del Observatorio de la Sostenibilidad, Vitoria es la ciudad más sostenible, seguida de Madrid, Barcelona, San Sebastián, Bilbao, Zaragoza y Burgos. Son las urbes españolas que mejor lo están haciendo a la hora de gestionar de forma sostenible la localidad y de impactar del modo más positivo posible en su entorno y en la vida de sus habitantes.
Todas estas ciudades han comprendido la importancia de apostar por la sostenibilidad y por la eficiencia energética, desarrollando su estrategia de crecimiento en base a ellas. Como explican desde el Foro Económico Mundial, las ciudades del futuro necesitan ser más verdes, más sanas y más sostenibles.
Eso implica trabajar en la biodiversidad, pero también apuntalar la eficiencia y el uso de energías limpias. Las ciudades más eficientes del mundo apuestan por la economía circular, usan datos para tomar decisiones más efectivas o emplean fuentes de energía renovables, gestionando también sus redes energéticas de un modo inteligente.
No se trata solo de que la electricidad se genere de forma sostenible, por ejemplo, sino también de activar mecanismos que limiten el desperdicio de recursos. Es similar a lo que hacemos desde Balantia por nuestros clientes empresariales. Nuestros proyectos de transición energética no solo cambian a fuentes de energía más limpias, sino también a una gestión más inteligente. Para explicarlo de un modo más directo, ayudamos a comprender cuándo se necesitan más recursos y cuándo menos y ajustamos a ello el consumo de energía.
Además, estas ciudades son también una poderosa lección sobre cómo se deben preparar las urbes para el futuro. Como explica uno de los columnistas de Forbes, estas ciudades están mucho mejor preparadas para los retos del mañana gracias a su estrategia sostenible.
La sostenibilidad las hace más competitivas. Muchas ciudades pequeñas están ya desarrollándose teniendo en cuenta estos criterios, usándolo como un valor diferencial. Su crecimiento está marcado, por ejemplo, por la reserva de espacios verdes, por la creación de infraestructuras para el transporte público o por el uso de energías eficientes y verdes. Con ello, se aseguran el sentar las bases para ofrecer una mejor calidad de vida a sus habitantes y se preparan para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Así, logran posicionarse como polos de interés y atraer la atención de potenciales habitantes.
De hecho, y este es un punto en especial que las empresas deberían observar y copiar, estas ciudades sostenibles se están creando una cierta identidad de marca. El city branding es un elemento crucial para diferenciarse, atraer población y capturar negocio. Ser una ciudad verde es un activo cada vez más valioso.