Uno de los grandes retos que marcan la agenda en lo que a lucha contra el cambio climático se refiere es el de reducir el consumo energético, algo que no parece fácil y para lo que muchas veces las empresas no están preparadas.
Las compañías necesitan ser más eficientes desde el punto de vista energético y consumir energía más limpia. Para lograrlo, deben pivotar desde las fuentes de energía tradicionales que han empleado hasta ahora, las muy contaminantes energías fósiles, y pasarse a las alternativas más limpias y respetuosas con el medio ambiente. Es ahí donde entre en juego la electrificación de la demanda con renovables.
La electrificación de la demanda, usando para ello energías limpias, conlleva una serie de beneficios clave para hacer el mundo más limpio y mucho más eficiente. Como recordaban en El Periódico de la Energía hace unos meses, este proceso supone reducir el consumo de combustibles fósiles y por tanto la contaminación, aumentar el ahorro energético y ayudará, a quienes se posicionen como los primeros en estos procesos, a liderar los procesos de cambio (es por ello que la industria cree que en Europa se debería apostar en firme por estas acciones).
Además, y dado que la electrificación implica también añadir una capa de gestión inteligente del consumo eléctrico, se mejorará todavía más las pautas de consumo, se podrá responder de forma más eficaz a los cambios en la demanda y se creará un ecosistema energético más robusto y seguro.
Todo ello tendrá un impacto en el entorno considerable, pero también en el bolsillo de los ciudadanos. Una estimación de Deloitte indicaba que, si se cumplían los objetivos europeos de transición hacia un modelo energético sostenible, el recibo de la luz podría caer en España en un 35% antes de 2030 y en un 55% para 2050.
El cambio debe ser, por supuesto, transversal y llegar a todo tipo de consumidores de energía, desde los particulares a las empresas. Para estas últimas, debe integrarse en su estrategia. Contar con un partner que las guíe en esta transformación energética es crucial. Es lo que hacemos en Balantia.
Desde Balantia estamos convencidos de que la electrificación es la respuesta a los muchos retos que las empresas deben afrontar en términos energéticos. Nosotros apostamos por la electrificación de la demanda energética y por todos los cambios que esto supone para las empresas.
El modelo de edificio eficiente que propone Balantia parte de esta filosofía en lo que a energía se refiere. De hecho, supone una visión holística del espacio, en el que todos los puntos se alían para ser más eficientes energéticamente y tener un menor impacto en el entorno. La eficiencia y la responsabilidad energética se pueden seguir desde la cubierta hasta la puerta de salida del edificio.
Así, se incluyen paneles fotovoltaicos para poder usar la energía solar para generar electricidad, se instala tecnología de alta eficiencia energética para climatización y generación de calor y se añaden funcionalidades inteligentes que permiten controlar el consumo energético del edificio, gracias a un Sistema de Gestión Energética propio, al que hemos llamado e-Value. Una vez que se sale del edificio, se puede continuar siendo eficiente desde un punto de vista energético. El modelo de edificio de Balantia incluye puntos de recarga para el coche eléctrico e incentiva así la movilidad sostenible.
Esta apuesta conjunta, que une electrificación, digitalización y gestión energética inteligente, tiene un impacto directo en los costes que el espacio genera y en el impacto en su entorno. No solo se reduce la huella de carbono y se posiciona dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, sino que se aumenta la eficiencia, se reduce el coste y se ahorra en los presupuestos de consumo entre un 30 y un 40% en coste de energía.