La transición energética hacia modelos de negocio y de sociedad menos dependientes de los combustibles fósiles es uno de los elementos que más tienen en cuenta tanto las empresas como las administraciones. El Foro Económico Mundial cifró hace un año el potencial económico de la sostenibilidad medioambiental para los próximos 10 años en 8,7 billones de euros y 395 millones de empleos, de los cuales el área de la energía podía generar 87 millones de empleos y 3 billones de euros en la próxima década.
De hecho, de los fondos de la Unión Europea para la recuperación tras la pandemia, conocidos como NextGeneration EU que España ha incorporado en los Presupuestos Generales del Estado para 2021, la mayor cuantía de los casi 27.000 millones que proceden de las arcas europeas corresponde al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que tiene las competencias en el área de energía: casi 7.000 millones de euros, una cuarta parte del total (25,6%), según este análisis del Real Instituto Elcano.
La inversión energética se está orientando rápidamente hacia las fuentes renovables. Mientras que la inversión en petróleo y gas se redujo en 2020 en un 35% en la extracción y un 30% en el refino y otras áreas downstream, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, las energías renovables mantuvieron su inversión pese a la pandemia: 300.000 millones de dólares en 2020, lo que les pone a la par de las industrias de extracción y refino de petróleo y gas.
Una inversión en la que también están entrando los gigantes tecnológicos, conscientes de la huella ecológica de sus instalaciones y centros de datos: Amazon se convirtió en 2020 en el principal inversor corporativo mundial en energía renovable, con inversiones en instalaciones solares y eólicas que suman más de 5,1 gigawatios de potencia, según BloombergNEF. La segunda compañía es la energética francesa Total, pero la quinta es Facebook y la octava es Microsoft.
El crecimiento de la inversión en proyectos energéticos también se traslada a las startups. En 2020 se invirtieron 7.516 millones de dólares en compañías emergentes de este sector, un 7% más respecto al año anterior pese a la pandemia, según datos de la consultora CB Insights, que destaca el crecimiento de acuerdos año a año: 563 en 2020, un 21% más.
Eso sí, se trata de un sector de inversores fuertemente especializados. Entre los fondos con más actividad asoman varios vehículos de capital riesgo de compañías energéticas multinacionales como Shell, BP, Chevron o General Electric. También está el fondo público-privado europeo EIT InnoEnergy, o fondos colectivos con varias compañías energéticas como Energy Impact Partners.
En España, la situación es similar: la mayoría de las grandes energéticas del país o gestoras de infraestructuras tienen sus vehículos de inversión con los que apoyan startups o sondean el mercado en busca de tecnologías que puedan complementar su negocio.
Ejecutivos de iniciativas como Repsol Corporate Venturing, Enagás Emprende, Iberdrola y su programa de startups Perseo, el espacio de innovación Innovahub de Naturgy, el Enel Innovation Hub o Elewit, de Red Eléctrica, han compartido con Business Insider España sus recomendaciones de startups energéticas a seguir en estos momentos. También han aportado su punto de vista desde el fondo europeo EIT InnoEnergy, perteneciente al Instituto Europeo de Tecnología (EIT)y el español BeAble Capital, especializado en inversiones en ciencia y tecnología.
Entre sus propuestas surgen dos decenas de startups con modelos de negocio muy variados, desde las que proponen nuevas fuentes de energía renovable o formas más eficientes de generar energía de este tipo, hasta sistemas para mejorar la eficiencia energética en industrias o domicilios, tecnologías de nuevos motores más respetuosos con el medio ambiente o herramientas para perfeccionar la gestión de las infraestructuras eléctricas.
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